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sábado, 12 de noviembre de 2016

Apostilla sobre la palabra ancestral – “Bhagavad Gita” y “Pararse y Ver”, de Chih - I






En los últimos días he tenido en mis manos (cuando he podido) un par de joyas! El Bhagavad Gita que tradujera Marcovich para la ULA hace varias décadas y que fuera reeditado en edición de sólo 500 ejemplares hace unos diez años, y el “Pararse y Ver” de Chih - I.

Del trabajo de Marcovich, ese sabio que vivió desapercibidamente varios años entre nosotros, se dice que es una de las mejores versiones del Bhagavad Gita que se hayan intentado en lengua alguna.

¿Por qué les catalogo como un par de joyas? Porque el primero, libro sapiencial, abre con uno de los más bellos ejemplos de compasión de que se tenga noticia, cuando Arjuna expresa a Krisna su negación a entrar en batalla contra sus hermanos, su renuencia al asesinato, ni siquiera movido por la causa de adversar una sinrazón.

Y el segundo porque es crisol donde se atesoran vías para la meditación efectiva, para una suspensión de lo temporal y un verdadero encuentro con el cosmos. Pararse y ver es, como dice Thomas Cleary en su introito, cese y contemplación.

Son joyas, porque compasión y meditación no son valores sobre los que se asienten las bases del mundo de hoy. Y cuánta falta que nos hacen esos sagrados secretos, tan a la mano y tan declinados por nosotros.




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