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martes, 31 de mayo de 2016

Aforismos retaliativos / Cuadernos Elefante





En mi “Cuaderno Elefante” hay una sección que lleva por título “Aforismos retaliativos”, vaya usted a saber el porqué de ese título; máxime cuando muchos de los rasguños allí recabados no vienen preñados de retaliación. Acaso obedezca ese título, si no a una necesidad de represalia, al menos sí, a una sed de librarnos de los males que signan nuestras humanas obras.

A veces he saqueado esas páginas y me he llevado a otro lugar algunas de esas espigas…

Aquí dejo algunas.

lacl

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Un autócrata no es,
precisamente,
un autocrítico
(o autocrítica no es virtud del autócrata)

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No hay ideólogo más funesto que el fanático

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Una voz me despierta al susurrar esto en mi oído:
¿Qué es la realidad?
Un plano de sucesos
en los que el ser
se manifiesta
¿Qué son las realidades?
Planos de sucesos
en los que el ser
se manifiesta

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Soy un sensato admirador de la locura
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La fantasía no está excluida de la realidad.

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(Dictado en un sueño)

Ciertas almas hay que viven en toque de queda…


(Madrugada del 04 de Agosto, 2007)
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Hay algunas cosas más importantes que el cerrar los ojos

(Mañana del 04 de Agosto, 2007)
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Toda escritura es obra de la reescritura

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Hay quienes por comprobar la verdad parten en pos del error

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Lo que habría que combatir no es el poder de los imperios, sino el imperio del poder.
Diciembre 12 de 2007




Eckhart y mi padre. Del cuerpo y del alma. Inscripciones en el dolmen. / Cantos gregorianos, Monjes del Monasterio de Silos







De Eckhart, antes que verdad, intuyo certeza en su dicción. Una llana enunciación que linda con lo incognoscible, mientras borda el etéreo tejido de que se compone nuestro fuero interior.

Yo intuyo certeza, pongamos un caso, en lo que acá nos reza Eckhart: que “la cúspide del alma, se halla en la eternidad y nada tiene que ver con el tiempo: nada sabe del tiempo ni del cuerpo”; pero si se me inquiere sobre esta certeza vestida de adagio no podré explicarlo. De allí la maravilla de su enunciación.

Y uno se ve forzado, con frecuencia, a recurrir a un lenguaje trastocado para intentar rozar esa incognoscible certeza, resultando, casi siempre, que lo enunciado sea un enigma.

Pero agreguemos algo más. El cuerpo, materia viviente que sirve de transporte para el alma, nada sabe de relojes. Tiene que habérselas con lo deleznable. Y a las cinco de la mañana, puntual exige que desalojemos sus desechos; pero él sabe, en cada fibra, que lo hace por un benévolo fin: servir de cascarón del alma. Es el cuerpo quien se expone a la oxidación, a la herrumbre, al desleimiento de la materia, pero a sabiendas de que la materia no es ni burda, ni basta, ni grosera. Porque el cuerpo se entrega, con amorosa abnegación, a los trabajos de una efímera permanencia. Sabe que va a dejar de ser vehículo del ser en algún momento, así pues, su misión es entregar el alma en esa cúspide, ponerla allí para que la recojan, en el lugar de los misterios, donde el tiempo y las peripecias humanas no existen.



Mi padre me dijo, poco antes de su despedida: “…llega un momento, hijo, en el que el cuerpo es una cárcel…” Anunciaba su ferviente deseo de desencarnar y nos dejaba, con ese apretado adagio, toda una enseñanza.

En otra ocasión lo dijo más tácita y bellamente: "...el alma clama por desencarnar..."

Y no deja de parecerme pasmoso que, en esta larga y tediosa actualidad que es el mundo moderno, el ser humano se haya inculcado a sí mismo la tesis de que el cuerpo es el único bien que prevalece en el diario vivir.

Es una paradoja, nunca se le han infligido mayores exigencias, disgustos y pesadumbres al sagrado cuerpo como en esta era en la que sólo a él, en exclusiva, se le canta y se le ensalza, mientras se desdeña la existencia del alma. 

Porque se desdeña la preexistencia del alma es que el hombre lisia su cuerpo.

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(de mi cuaderno Inscripciones en el dolmen...)






Cantos gregorianos 
Monjes del Monasterio de Silos



domingo, 29 de mayo de 2016

Fragmentarias ...



Una breve colecta que he recogido recientemente de mis cuadernos, anotaciones que me ha parecido pertinente resguardar con el fin de compatirlas luego.
Salud!
lacl
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De Don Juan David García Bacca:

"...El derecho a la libertad es anterior y superior a todo otro derecho concreto.
Y aquí va a ser Troya: aquí, la piedra de toque del hombre libre del universitario libre, del ciudadano libre. Llegada esa hora de la verdad, y ha llegado ya, veremos quién prefiere ser marxista a ser libre y dar libertad, quién prefiere ser católico a ser libre y dar libertad..."
 
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Una cita de Alan Watts:

“…Cuando reflexionamos sobre el pasado, nos asombra comprobar lo inconscientes que éramos sobre nuestras propias barbaries, nuestras feroces maneras, nuestra cocina desmañada,  muestras ropas incómodas, aquellos actos sexuales totalmente limitados y desprovistos de gracia..."

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Todos mis muertos viven en la viva muerte de mi sueño…

Anselmo di Testarutto, Apotegmas contra la peste, Turin, 1935.

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Libertad significa responsabilidad. Por eso le temen la mayoría de los hombres.

George Bernard Shaw.

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Cuestión de acentos. Género de género - Genero degenero. Inscripciones en el dolmen.




Hace un par de jornadas, revisando mis cuadernos en el ombligo de la madrugada, me he topado con una vieja anotación de mis “Inscripciones en el dolmen”, fruto de uno de los tantos susurros que me han sacado del sueño más recóndito. Inmediatamente me sentí aguijoneado y como llamado a entrar en un coloquio interior o, acaso, con las sombras.
lacl

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(30 / 06 / 2013 – Hora del pulmón)

De género genero
Degenero género.

Este estribillo me despertó en la madrugada y siguió repitiéndose en los interludios o quites que se tendían sueño y vigilia. Volvía con variantes como:
Género de género
Genero degenero.

Volvía al entresueño y, entonces, como en el cauce de una íntima eternidad, acababa por dispararse el ritornelo inicial:
De género genero
Degenero género.


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(26 / 05 / 2016, hora del pulmón…)

Me abisma todo lo que puede cambiar o transformar la colocación de un simple acento o tono en el concierto de la noche.

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(26 / 05 / 2016, 7:00 am)

No puedo decir que sepa algo nuevo, ni siquiera, que sepa algo. Pero ese algo que es entorno, ese algo en el que encarnamos y desencarnamos, se las arregla para comunicarnos la certeza de que todo es mutación.
Somos cuando somos e, incluso, cuando hemos dejado de ser.

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