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martes, 28 de abril de 2015

Por el chino Valera y los tiempos de vendimia.





Esta breve glosa fue subida a mi página personal hace casi un lustro. Me vi forzado (o, mejor, impulsado) a escribir y subirla desde un celular... Acá la dejo. 
(lacl)

*  *  *  *  *
(18 de noviembre de 2011)

Me llevo bajo el brazo todos los poemas del Chino. El cielo pronostica lluvia, una lluvia morosa para tocar a la puerta. Ella, las nubes y yo lo sabemos; lo hemos conversado previamente.  

Excusa suficiente para el alargue de mi partida. 

Contra toda apuesta, logro emprender mi derrotero bajo nubes presagiosamente plomizas. 

A medio camino, en un paraje lujuriosamente verde para una ciudad que fervientemente acalla los dislates de la savia y bajo un cielo ennegrecido, me detengo y abro el libro... 

Me regala un poema de palabra justa, precisa, irreemplazable; por cierto, sin acentos, gesto que agradece quien escribe desde un instrumento que nada pareciera saber de su existencia o sus tonalidades. Claro, en contrapeso, el Chino ha colocado un par de voces con enhe ... 

Pero apartando estas minucias, el poema es todo un regalo para estas turbias soledades que semejan jornadas alumbradas por faros de luz sin alma ni calor... 

Al leerlo, casi puedo decir que siento una jovial y luminosa envidia. ¿Puede haber algo tan pertinente para el pecho como un aguardado tiempo de vendimia? 



TIEMPO DE VENDIMIA 

Bajas como gaviota en celo 
En el primer peldanho de la escalera 
nos besamos hasta manhana 
Luego subes cuidadosamente 
para no tropezar con la luna 

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(Escrito desde mi celular, para algo tiene que servir... Pido excusas si se presenta un desliz...) 
* Ed. de Fundarte, Víctor Valera Mora, Obra completa, 1994. 


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